Los Adultos Mayores y las mascotas
Los adultos mayores y las mascotas Recuerdo con mucho cariño a mi paciente doña Rosita, una chiclayana muy alegre, activa y sobre todo famosa por ser una excelente cocinera, cada vez que se celebraba algún evento en el Centro geriátrico, ya sea el Día de la Madre, del Padre o del Adulto Mayor, en donde todos llevaban algún potaje para compartir, el plato que llevaba Rosita era el primero en terminarse, pero como yo era su “engreído” me servía un plato extra aparte. Rosita era madre de cinco hijos, tres varones que vivían en Lima y dos mujeres que vivían en los Estados Unidos, una vez conversando con ella me contó que no veía a sus hijas hace muchos años y estaba apenada porque incluso tenía nietos que aún no conocía, porque habían nacido en los Estados Unidos. Le pregunté por qué no había viajado al país del norte a visitar a sus hijas y conocer a sus nietos, me respondió que sus hijas le ofrecían enviarle el pasaje para viajar a los Estados Unidos y que incluso allá no iba