La Muerte como alternativa de tratamiento

La Muerte como alternativa de tratamiento

Este capítulo suena algo tenebroso, y obviamente lo entiendo, desde ya quiero dejar en claro que no apoyo ni promuevo la Eutanasia, que soy respetuoso de las Leyes de mi país (que lo prohíbe y lo considera un delito) y de las Leyes de Dios (que lo considera un pecado mortal).

Pero de lo que sí estoy convencido y eso sí lo promuevo es que cuando ya no hay nada por hacer y que cuando la enfermedad ya nos ganó la partida (la guerra), en vez de permitir una agonía inútil, dolorosa y denigrante es preferible dejar que la enfermedad siga su curso natural y dejar morir dignamente al paciente.

Se considera una muerte digna a aquella, en la que el paciente muere sin dolor, limpio, sin escaras, de preferencia en casa rodeado de sus seres queridos, con sus sacramentos religiosos (si los tuviera) realizados, es decir una muerte en paz.

Repito esto se debe de dar cuando con el paciente, el equipo médico agotó todas las alternativas, todas las posibilidades de tratamiento permitido, y que estas a su vez se aplicaron sin éxito, no digo dejar y abandonar al paciente, sino el de darle todas los intentos posibles al alcance. Siempre respetando su autonomía y dignidad.

Recuerdo una vez, a una paciente con un cáncer terminal de mama, con metástasis a pulmón que le había ocasionado un derrame pleural masivo y que no podía respirar, en la que el oncólogo la había desahuciado y en la que ya no se le podía administrar más quimioterapias, ni radioterapias, ni demás tratamientos sino solo los llamados cuidados paliativos, que a la vez presentaba anemia severa. Se pensó programarla para un drenaje pleural (extracción de líquido pleural) para que pudiera respirar unas horas mas (a lo que me opuse, pero sin éxito) y durante el procedimiento la paciente presentó un paro cardiorespiratorio, es decir su corazón dejó de latir y la paciente murió, inmediatamente sonó la alarma de paro cardio respiratorio y se intentó reanimar a la paciente, ahí nuevamente me opuse a que se le realizara la reanimación incluso discutí con los colegas, pero esta vez me hicieron caso, y se le permitió a la paciente que descance en paz, ahí no existía razón ni motivos para reanimarla, para qué, para que siga sufriendo?, para agonice más tiempo? Sin ninguna posibilidad de futuro cercano ni lejano.
Ahí la muerte de la paciente fue su mejor alternativa y eso lo debemos de aprender y aceptar, la muerte se convierte en un derecho (y amparada por los códigos de ética de los colegios médicos del mundo) del paciente moribundo con enfermedad en fase terminal. Es más, ahí lo antiético hubiera sido resucitarla, hubiera sido lo negligente, incluso lo cruel.

Sé que el tema es duro y difícil de abordar y sobre todo cuando tenemos padres ancianos vivos, pero así como la madre cariñosa deja que su cría salga de la madriguera y comience su vida, los hijos debemos de aprender a decirle adiós a nuestros padres pero un adiós con dignidad.

Hasta Pronto

Dr. Carlos Sandoval Cáceres
Médico Geriatra

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