Con la Jubilación no comienza la vejez ni se acaba la vida.Comienza una oportunidad

Dr. Carlos Sandoval Cáceres
Médico Geriatra
consultas@geriatrasandoval.com


La palabra jubilación tiene dos orígenes, uno hebreo y el otro latino. El primero se origina en la ley de Moisés, que establecía que cumplidos los 49 años (siete veces siete) debía celebrarse el yobel, una fiesta para dedicarse a reflexionar, meditar y volver a la esencia de la vida, con gozo y alegría. Es así que el año número 50 se dedicaba a disfrutar con júbilo de lo que se había conseguido en los años anteriores. El origen del término latino jubilatio, jubilationis, que significa gozo, alegría, júbilo. Recordemos que hace milenios la expectativa de vida era corta y la gente no vivía muchos años, así una persona de 50 años de edad era un venerable anciano.

Administrativamente, la jubilación legal en el Perú es a los 65 años, para hombres y mujeres, de ahí que se dice que a esa edad inicia la ‘vejez’. Aunque es un término muy arbitrario.
Se define la jubilación como el proceso administrativo, en el cual el trabajador pasa a una situación de inactividad, después de alcanzar la edad determinada o el tiempo de servicio requerido en los regímenes especiales. Algunas personas solicitan la jubilación anticipada, a pesar de no haber cumplido la edad legal de jubilación. Hay trabajos riesgosos para la salud en los cuales uno se puede jubilar de manera anticipada, como los trabajos en minas o construcción.
Si la palabra jubilación viene de júbilo y alegría, así debería de considerarla el trabajador, pues representa el premio o el reconocimiento de la empresa o institución donde ha trabajado. Al trabajador le toca descansar y recibir la compensación económica en casa, rodeado de la familia.
También hay quienes ven la jubilación como una oportunidad y le sacan el provecho a su condición de jubilados, ya no tienen que despertarse temprano para ir a trabajar, ni marcar tarjeta de asistencia o firmar la entrada y salida, no tienen que rendirles cuentas a su jefe, no tienen que desplazarse al centro laboral, que puede tomar hasta dos horas llegar. Y luego de descansar ven la oportunidad de hacer alguna actividad o pasatiempo, que antes no podían realizar a gusto, como disfrutar de la lectura, el cine, hacer carpintería, tener un huerto, coser, pintar, ir al gimnasio o clases de baile.
Vemos que dependiendo del cristal con que se mire la jubilación, puede ser un castigo o un premio.
HAY QUE PREPARARSE 
Ya que el proceso de envejecimiento es irreversible y la jubilación con el transcurrir de los años, también lo es, se recomienda que así como uno acude a sus chequeos con el fin de prevenir enfermedades, el trabajador debe de prepararse para la jubilación como un proceso natural, para que no sea tomado de sorpresa, ni sienta o diga que lo jubilaron sin avisarle. Por eso se recomienda que el servicio de asistencia social junto con el psicología de cada institución elaboren un programa de prejubilación, en el cual incluyan charlas, talleres interactivos y muestren alternativas a quienes se van a jubilar, sobre lo que pueden realizar posteriormente.
PROBLEMAS DE LOS JUBILADOS
Uno de los problemas médicos que se observa en los jubilados es la depresión, el cual es muy frecuente y debe de abordarse de manera interdisciplinaria es decir por un lado el médico con sus medicamentos y los demás profesionales como el psicólogo, terapistas, asistentes sociales etc.
A pesar de que existen más ancianas que ancianos, la mayoría de jubilados son varones, pues hasta hace unos años eran ellos quienes trabajaban, mientras las mujeres se quedaban en casa cuidando a los hijos y realizando las tareas del hogar. Por esta razón se dice que las mujeres nunca se jubilan, pues continúan realizando las actividades de la casa, muchas veces, labores duras y más intensas que si trabajaran en una institución, porque no tienen horario de entrada ni salida, no reciben salario ni tienen vacaciones, y encima de todo es un trabajo que ni siquiera se les reconoce o agradece. Cuando el varón se jubila regresa a casa y si no tiene un programa de actividades de jubilación no sabe qué hacer, a qué dedicarse y se deprime.
Así como el ama de casa nunca se jubila, porque no forma parte del sistema formal de trabajo, con sueldo, vacaciones, seguridad social y otros derechos; muchos trabajadores independientes como los agricultores, ganaderos, pescadores artesanales, comerciantes, vendedores ambulantes, que no tuvieron un trabajo formal, pero igualmente trabajaron duro y aportaron al país, no pudieron jubilarse y recibir los beneficios correspondientes, continúan trabajando hasta edades muy avanzadas, mientras se mantengan activos.
Otro problema serio que se presenta en muchos jubilados es el de recurrir a algunos hábitos no saludables como el abuso del alcohol, drogas, medicamentos (tipo benzodiazapinas). En los casinos o casas de juego, vemos que la mayoría de clientes, a todas las horas del día, son adultos mayores. Muchos de mis pacientes adultos mayores me cuentan que han encontrado el lugar ideal para pasar el día, divertirse y superar la depresión, pues han encontrado el lugar ideal donde divertirse y de paso la opción de ganarse un dinero. Pero hay casos de personas que entran en el campo de la patología, y ese juego inofensivo se transforma en dañino.
CONTINUAR CON JÚBILO
Con la jubilación no se acaba la vida, debe de entenderse como una nueva etapa, una nueva oportunidad en la vida, más relajada, más flexible, sin horarios, tareas o responsabilidades específicas. Una oportunidad para meditar, y hacer lo que no se pudo realizar antes por falta de tiempo.
Es una ocasión de apoyar a los hijos, cuidar de vez en cuando a los nietos. La responsabilidad de la crianza, manutención y educación de los niños es responsabilidad de sus padres, los abuelos son un apoyo. Con esa ayuda se refuerzan los lazos intergeneracionales, se refuerza la familia, los jóvenes aprenden a valorar el trabajo de los padres y la responsabilidad de los abuelos. Cuando los abuelos llegan a una edad muy avanzada donde sus fuerzas estén disminuidas, seguramente los hijos y nietos los van a recompensar con el mayor de los premios que más aprecia un anciano, el tiempo, la dedicación y ser escuchados. A esta edad los regalos, y las cosas materiales como los perfumes, ropas y joyas no se valoran como antes, pero si se aprecia más la compañía.

La jubilación debe de verse como lo que es, una oportunidad, no un castigo.

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