La Canción Criolla y el Adulto Mayor
La Canción Criolla y el
Adulto Mayor
Dr. Carlos Sandoval Cáceres
Médico Geriatra
pachogeriatra@gmail.com
Me contaba mi padre, que allá en los
lejanos años cincuenta, tanto en Lima como en casi todo el Perú, la ciudad se
paralizaba para escuchar en Radio Victoria a los “Ídolos del Pueblo”, es decir
al famoso grupo de música criolla “Los Embajadores Criollos”, conformado por
Rómulo Varillas, primera voz, Carlos
Correa y Alejandro Rodríguez; en
aquellos tiempos , me decía, se vivía y se gozaba de la Canción Criolla Peruana,
que no solo era hermosa por su música y cadencia, sino por su letra, en donde
se reflejaba la vida común y corriente de la gente del pueblo, sus romances,
sus frustraciones, sus duelos en incluso narraban sus enfermedades como el
Tísico. Si bien es cierto esas canciones sonaban en la radio durante los años cincuenta,
estas canciones se volvieron inmortales, pues aun a pesar de alienación y la
globalización se continúa oyendo canciones como “Hermelinda”, “El Huerto de mi
Amada”, “El Pirata” entre muchas más.
Otros grupos extraordinarios fueron “Los
Morocuchos”, “Los Chamas”, “Los Dávalos” entre muchos y dentro de estos grandes cantantes figuraban la inmortal Jesús
Vásquez, coronada como la Reina y Señora de la Canción Criolla, otras muy
importantes como Eloísa Angulo, Luis Abanto Morales, posteriormente Edith Barr
y Eva Ayllón entre muchos más. Los grandes compositores como Felipe Pinglo,
Augusto Polo Campos, Chabuca Granda, Manuel Acosta Ojeda, José Escajadillo,
Juan Mosto, Mario Cavagnaro,
etc. No puedo dejar de mencionar a los inolvidables, Oscar Avilés y Arturo “Zambo”
Cavero, entre muchos más.
Recuerdo en una ocasión que celebramos
en el Hospital el Día de la Madre y dentro del programa se presentaron muchos números artísticos, en donde el
personal muy entusiasta y alegre realizó
una serie de actos, que iban desde juegos, sketches, cantos, coros y hasta números
sorpresa. Todos muy bonitos y muy bien celebrados y aplaudidos por el público,
que era básicamente nuestros pacientes y sus familiares. Luego de la bendición
de la ceremonia por parte del sacerdote, se pasó al brindis de honor, hubo un compartir con
algunos bocaditos y sin querer queriendo, salieron dos muchachos de manera
improvisada uno con una guitarra y el otro con un cajón, y se pusieron a toca y
cantar música criolla. El cambio de humor de todos fue radical, les cambió la
cara a todos, de caras medio aburridas y somnolientas, pasaron a caras risueñas
y despiertas, se armó la jarana. Recuerdo que uno de mis pacientes que andaba
medio deprimido y adolorido sacó a bailar a una de las jóvenes enfermeras del
servicio, luego otro paciente hizo lo mismo con su hija, una paciente me sacó a bailar a mí y la fiesta se armó. Todos
bailamos hasta que tuvo que cerrar el hospital. Desde ese año cada vez que
tenemos una celebración ya sea el Día de la Madre, del Padre, Año Nuevo o Día
del Adulto Mayor, no dejamos de poner en los números artísticos, nuestra música
criolla.
Ya les he hablado de la importancia de
la Músico Terapia, es decir la terapia a través de la música que la pueden
desarrollar en la casa, el hospital o cualquier ambiente, hay talleres dirigidos
por profesionales muy competentes y con mucha experiencia como los Terapeutas Ocupacionales
y los Psicólogos, cada uno dentro de su profesión y su propia experiencia pero
siempre con buenos resultados. La músico terapia ayuda al movimiento, al
equilibrio, la coordinación, mejora el tono muscular, evita las caídas, ayuda a
combatir la depresión, la pérdida de memoria y la demencia. Incluso es
recomendada para enfermedades del corazón, los pulmones y metabólicas como la Diabetes
Mellitus. He tenido experiencias en
donde un grupo de pacientes con demencia avanzada, de un momento a otro se
ponen a cantar con la letra exacta de la canción que escuchaban. Recuerdo una
vez, que por casualidad en la radio se escuchó, “El Tango Uno” de Gardel, y mis
pacientes con demencia, muchos de ellos idos y desorientados, repentinamente se
pusieron a cantar la canción a coro, otros a tararearla y otros llevaban el compás de la
canción con las palmas y otros tamborileando contra la mesa.
El ver a un adulto mayor, cantar a voz
en cuello, la música criolla, música de sus amores, es maravilloso, parece que
no sufriese de ninguna enfermedad, y que el recuerdo de las letras
incomparables de las canciones de antaño, de las canciones criollas, traen a su
vida, paz, alegría, regocijo, remembranzas, alegría y felicidad, que se
multiplican exponencialmente si se acompañan con bailes, pasos, pasitos,
palmas, etc, de todos y se siente como
un aliciente a seguir cantando.
Cuando me consultan si la música es
buena, les digo que, “no solo es buena sino que es excelente, pero que les
pongan a los pacientes, la música de ellos, la de su juventud y con la que se
sienten identificados”. Si la persona es de la sierra, probablemente disfrutará
más un huaynito, si es norteño: una marinera, si es limeño: la música criolla.
No se nos vaya a ocurrir ponerles un estridente rock pesado o un horrible
Reggaetón.
La música da vida, y es para todas las
edades, debe de seguir formando parte de nuestras vidas por siempre. Desde esta
columna quiero rendirles un homenaje a aquellas personas que sembraron en
nuestras almas y corazones nuestra música criolla, que no se pierda y nunca sea
reemplazada por otra extranjera. Inculquémosles lo nuestro a las futuras
generaciones de nuestro país y que escuchen, vivan y disfruten de la letra de
esta música que es la música del pueblo.
Hasta Pronto
Dr. Carlos Sandoval Cáceres
Medico Geriatra
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