El Alzheimer y el café

El café es una de las bebidas más populares en el mundo, tanto en el hemisferio occidente como en el oriente se consume mucho. Históricamente es originario de la zona de Etiopía, en donde, según cuenta la leyenda, un pastor de ovejas observaba que su ganado se ponía más excitado cuando consumían los granos del café. Posteriormente el café fue llevado a los países árabes y de ahí se expandió al resto del mundo.
Europa es la región que más consume café en el mundo, siendo Brasil su principal productor.
Hoy en día el café es una bebida que se toma en casa como parte de la alimentación diaria, (en el desayuno, lonche o en cualquier momento), como una bebida social en donde suelen reunirse amigos, colegas, socios, familiares en una cafetería, club social, sala universitaria, oficina etc.
El café se puede beber puro (espresso), con agua (estilo americano) o con leche (capuchino en honor a los monjes capuchinos). Se puede beber caliente o frio. Beberlo es un momento de placer, un momento muy agradable, ya sea solo o acompañado.
Se ha reportado que el café contiene antioxidantes que podrían prevenir, el envejecimiento, algunas crónicas como el Parkinson o el Alzheimer, pero aún no hay nada demostrado en esa información.
Es un estimulante del sistema nervioso que podría elevar el nivel de alerta y la atención pero que podría ocasionar taquicardia, temblor, ansiedad e insomnio.
Cuando los hijos de mispacientes con Alzheimer, me preguntan si sus padres podrían tomar café, lo primero que les pregunto yo, es si ellos han sido cafeteros o bebedores de café de manera regular. si me responden que nunca lo fueron, les digo que ya no es necesario que lo beba, pero si me responden que siempre han sido cafeteros durante toda su vida y que lo han disfrutado mucho y aún lo disfrutan cuando lo beben, les paso a preguntar la siguiente pregunta, ¿El café les cae mal o le cae bien?, si me responden que les produce temblor, ansiedad, taquicardia, mareos y les quita el sueño, les digo “para qué se lo van a dar”, pero si me dicen lo contrario, que ven a sus padres felices, alegres disfrutando de su café, la respuesta es obvia, sí lo pueden beber.
No se debe de abusar del café, máximo dos tazas por día, una en la mañana y otra en la tarde, evitar el café muy de noche, porque podría quitarles el sueño. En caso de pacientes con Alzheimer tener cuidado con el agua caliente, se podrían quemar y ocasionar quemaduras y daños, por lo tanto que beban su café con supervisión.
Una opción es la existencia del café sin cafeína, pero que viene en presentación instantáneo, por lo que los beneficios antioxidantes ya no son como vendrían de una manera natural. Algunos de mis pacientes les dan la cebada molida que viene en polvo instantáneo, y tiene la particularidad de parecerse al café pero solo en el color, pues es negro, pero como su nombre lo dice, no es café sino cebada. Al buen cafetero no lo engaña e inmediatamente lo rechazan, en caso de un enfermo con Alzheimer con trastornos del sueño y conducta que pide su café, se le podría hacer una “mentira piadosa” y ofrecerle la cebada molida instantánea.
Por mi parte, soy un buen cafetero, que no llego a niveles de cafeinómano, tomo mis dos tacitas de café al día, una a las 10 am y otra a las 5 pm, a veces otra adicional de manera extraordinaria y con buenos amigos conversadores como yo, para mí son momentos especiales y espero que cuando llegue a viejo, y si me toca el Alzheimer como enfermedad me gustaría seguir disfrutando de mi cafecito, aunque luego ya no lo recuerde y pida otra tacita de café.

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